domingo, 1 de febrero de 2009

MARCELO DE BELLIS EL ACTOR QUE JUEGA en la seleccion

A pesar de trabajar en obras teatrales y programas exitosos insiste en decir que es un “tipo de barrio”, y lo riesgoso que es “creérsela” en un ambiente como el artístico.
Se encuentra conformando el elenco de “La cena de los tontos” junto a Guillermo Francella y Adrián Suar, la comedia que se exhibe en el teatro Corrientes con singular éxito de público y crítica. La pieza encabeza el top five de la cartelera teatral marplatense, pero él toma este momento con tranquilidad y cautela. Sabe que la fama, a veces, es puro cuento y que hay que aprovecharla mientras dure. El dueño de este concepto es Marcelo De Bellis quien, en esta ocasión habla de cada uno de los temas que se le plantearon en el reportaje con la sinceridad que lo caracteriza.
-¿Qué representa para usted estar actuando junto a Guillermo Francella y Adrián Suar esta propuesta teatral?
-Además de contar con la suerte de seguir teniendo trabajo en el medio que amo, representa la posibilidad de seguir aprendiendo al lado de un monstruo como Guillermo (Francella) y además que me hayan elegido nada menos que quienes me eligieron, es un honor. Me siento orgulloso de integrar este elenco. Para mí es como jugar en la Selección Nacional.
-Y esto, ¿en qué momento de su vida llega?
-En un momento de tranquilidad y de mucho trabajo, ya que el año pasado fue uno de los que más laburé. Con la repetición de “Casados con Hijos” llegué a estar en tres programas de televisión, tres obras de teatro y dos películas.
-¿Qué más se puede pedir?
-Siempre se puede pedir algo más, por eso digo que esta propuesta llegó hasta en un momento de renovación.
-¿A qué se refiere?
-A que uno dice: “Bueno, empiezo un año nuevo, una obra de teatro nueva”. Estoy viendo qué va a pasar en el plano laboral, pero, por suerte, siempre viene algo lindo. Lo que pasa que para ser actor no debés tener rueda de auxilio. El miedo a la miseria tiene que pasar a otro plano y tratar de saber vivir de la manera más equilibrada posible. Hay que tener en claro que los tiempos de vacas gordas no abundan y la inteligencia es saber capitalizarlo cuando llegan. Yo sé administrarme. Estoy muy tranquilo con eso. Lo llevo bastante bien. Tampoco me desespera la falta de trabajo.
-¿Es usted un actor que tiene posibilidad de elegir?
-Sí. Gracias a Dios me han llegado muchas propuestas y después se elige en base a los textos y a los elencos. Me ha tocado hacer “Más que amigos” con Alberto Martín y Diego Pérez y me encantó ese trío con esos dos actorazos. Lo mismo pasó con “Querido Señor New York”, una comedia desopilante.
La gran pantalla
-Eso es en el caso del teatro, ¿y en el de la televisión?
-Hice “Showmatch”, aún siguen las repeticiones de “Casados con Hijos”, hice “Algo habrán hecho” y “Cuentos de Fontanarrosa”. Pienso que lo esencial son los personajes que te dan. “No hay papeles chicos, sino actores pequeños”, dijo Stanislavsky. Por ahí un papel no es tan grande y vos podés hacerlo brillar. El único tema es el sueldo. Es decir, un actor de reparto no cobra igual que un co-protagónico. La gran diferencia pasa por la cuestión monetaria. Si uno ama a tu profesión, el personaje que te toca lo podés hacer crecer si lo enriquecés. Eso se nota también en cámara cuando te divertís. Eso me ocurre en el caso de “Por amor a vos”, que es el cuatro programa de tele que hago con José Luis Rodríguez, que es un amigo de la vida, donde me siento muy cómodo con él. El elenco que tiene la novela desde Rodolfo Ranni, Nicolás Cabré, Claribel Medina, Patricia Etchegoyen es impresionante, además que la productora sea Pol-ka, y que encimar vaya a las 21 horas que es un espacio que Pol-ka ya tiene recontra dominado, es fantástico.

-¿La televisión, ¿le permite demostrar lo que vale como actor?.
-Sí, pero tiene mucho que ver el personaje. En “Casados con Hijos” éramos sólo seis personas en el elenco. Yo era el antagonista de Guillermo. A veces, en una novela vos sabés que la historia pasa por cuatro o cinco actores y que también va a aparecer tu historia cuando corren los meses, pero en los momentos que te toca jugar de titular debés aprovecharlos y tratar de hacer un gol. Un actor debe entender que cuando hace una novela lo esencial es estar en el equipo y que ese conjunto suene como una sinfonía. Lo esencial es saber estar a disposición del cuento. Cuando el ego mata al actor subrayás lo que tenés que hacer, actuás de más, morcilleás, empastás porque te engolosinás y eso queda muy feo.
Malos amigos
-En la vida hay gente generosa y gente mezquina, ¿en la actuación pasa lo mismo?
-Sí. Hay actores que actúan solos, que no escuchan.
-¿Qué hace cuando le toca actuar con un actor así?
-Hago lo mío. Intento no involucrarme, porque la mezquindad me parece una miseria humana en todos los órdenes, no sólo en lo actoral.
-¿Cómo maneja las envidias y los celos profesionales?.
-No les doy mucha bola. De hecho en “Bailando por un sueño” me mataba de risa de mí mismo. Nunca estoy pendiente de lo malo. Cierta vez hablando con Guido Kazka sobre Florencia Bertotti, él me dijo: “Ella tiene una habilidad especial para todo lo que le hace mal. Ella lo anula” y yo hago lo mismo. Innatamente, no me doy cuenta. A veces me dicen: “No te das cuenta que te están haciendo esto, que no te dejó meter tal bocadillo” y en verdad, no me doy cuenta o trato de pensar que la otra persona no lo hizo de mala fe.
-¿Cómo definiría el medio artístico?
-Como un circo hermoso con un microclima especial y cuando uno sabe de qué se trata deja de hacerse problemas.
-¿Por qué lo dice?
-Porque se han metido con mi vida personal y yo, inocentemente, hice tal comentario y me topé con que fui tapa de una revista con un título que me quería morir. Creo que cuando uno se da cuenta de qué se trata el juego aprende a cuidarse y a convivir con esto, que no sólo es la actuación, sino que están ustedes los periodistas.

Fuente: www.popularonline.com.ar

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