Hacer posible lo imposible debería ser el fin de cualquier político que quiera desarrollarse como tal. Aunque la frase también puede aplicarse a muchos que más allá de sus labores a nivel profesional han trabajado duro en una conquista personal, tal vez encandilados por el glamour y la fama de estrellas del cine y la televisión o quizás simplemente por el encanto y la lucidez de ciertas mujeres que casualmente son celebridades.
En una Argentina donde el mundo del espectáculo suele mezclarse con el universo político, una nueva historia de amor está naciendo. Es la de la actriz Soledad Silveyra y del ex vicepresidente de la Nación Carlos Chacho Alvarez que, a sus 57 y 61 años respectivamente, desde hace dos meses están alimentando una romántica relación.
Se habrían conocido hace veinte años y en ese entonces entre ellos aparentemente hubo atracción mutua, pero sin mayor trascendencia. Los años pasaron y con ellos mucha agua bajo el puente. Ella, cosechando éxitos como actriz, aceptando el desafío de la conducción de un reality, el periodismo de investigación y hasta una candidatura para diputada nacional por el ARI en 2001.
El, licenciado en Historia, militante peronista con perspectivas transformadoras, se alejó del Partido Justicialista para formar en los 90 el Grupo de los 8, de donde surgió el Frente Grande, luego el Frepaso -con el que se candidateó a vicepresidente en la fórmula que encabezó José Octavio Bordón en 1995- para finalmente llegar a ese cargo en el ‘99, a través de la estratégica Alianza con Fernando de la Rúa como presidente.
Pero la gestión no fue lo que esperaba, y tan sólo diez meses ocupó el cargo. El 6 de octubre de 2000, por diferencias con el gobierno, abandonó la función pública y se dedicó a la docencia. En noviembre de 2005 el presidente Néstor Kirchner lo propuso para la presidencia del Mercosur en reemplazo de Eduardo Duhalde.
Justamente, el escándalo de las coimas en el Senado durante el gobierno de De la Rúa -hecho denunciado por Alvarez y desencadenante de su renuncia a la vicepresidencia- fue el tema que convocó el año pasado a Soledad Silveyra a su despacho. El político, durante mucho tiempo evitó dar entrevistas. Pero no dudó en abrirle las puertas a la producción de Un Tiempo Después, al ser notificado de que la entrevistadora sería nada menos que Solita Silveyra.
En ese momento Solita estaba en pareja con Héctor Del Grande, quien fuera su chofer. Pero los llamados de Alvarez y la química que se generó durante el reencuentro habrían provocado que ella decidiera reevaluar su vida sentimental. Aquel encuentro la habría decidido a poner fin al vínculo. Luego se lanzó a vivir una nueva historia. Si bien se esforzaron por mantener la relación en secreto, el 24 de marzo, después del acto por el Día de la Memoria, se dejaron ver juntos comiendo en un restó de Palermo.
Seducida por la política
Soledad Silveyra siempre manifestó sus posiciones sobre diversas problemáticas sociales, culturales y políticas, participando activamente como militante partidaria, como candidata a algún cargo o adhiriendo a solicitadas y reclamos. Su interés por la política también la llevó a quedar deslumbrada ante ciertos personajes relacionados con el poder.
Durante los ‘70 conjugó su vida de protagonista de telenovelas rosas con la militancia en el peronismo revolucionario. En el ‘73 fue una de las actrices que viajó a Madrid -junto a otras figuras como Marilina Ross- para acompañar al general Juan Domingo Perón en su regreso al país tras 18 años de exilio.
Luego de su romance, en los primeros años de los ‘80, con el actor Miguel Angel Solá, Silveyra fue vinculada con varias figuras hasta que volvió a formar un vínculo que prometía cierta continuidad con el entonces empresario hotelero Hernán Lombardi, en ese momento casado y padre de dos hijos, con quien convivió desde fines de los ‘80 hasta 1995 compartiendo, además de la vida cotidiana, aparentemente una postura ideológica.
Lombardi fue secretario de Turismo durante el gobierno de Fernando de la Rúa y actualmente está a cargo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires tras haber sido convocado por Mauricio Macri. Tras su ruptura con el entonces empresario, Solita vivió un romance con un joven técnico en iluminación y también con intelectuales como David Viñas.
Audaz y desprejuiciada, en 2001, mientras se encontraba al frente de la conducción del reality show Gran Hermano, se postuló a candidata para ocupar un cargo en la Cámara Baja de Capital por la lista del ARI que encabezaba la fórmula de Elisa Carrió-Alfredo Bravo. En esa misma lista figuraban los nombres de otros artistas como la cantante Susana Rinaldi (como segunda candidata a senadora en la Capital Federal) y el actor y su amigo personal, Víctor Laplace.
Soledad se manifiesta hoy arrepentida de haber aceptado su postulación. “Mi candidatura con (Elisa) Carrió en el ARI fue un accidente, una equivocación” manifestó hace un tiempo, y aseguró que su postulación fue porque “creía que el profe (Alfredo) Bravo me había llamado para apoyar la lista, pero en realidad era para postularme como diputada de la Nación”.
La actriz consideró que el hecho fue consecuencia de “un despiste mío” y buscando distanciarse de la referente del ARI dijo que “si Carrió me lo hubiese pedido, aún bendecida por una cruz más grande de la que tiene ahora, de ninguna manera hubiese aceptado. Prefiero ser una militante de la vida, sin bandera política”.
Fuente: www.popularonline.com.ar
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