domingo, 24 de octubre de 2010

El nuevo juego de la TV: "Juzgando porque me creo un artista"

¿Saber cantar significa poder juzgar?, ¿Bailar bien es conocer de técnica de la danza?. ¿Tener fama es sinónimo de poder ?des? y ?calificar??. En los shows de nuestro país, sin duda, cualquiera cumple el rol de juez.
Hace algunos años atrás comenzó a gestarse en la televisión argentina una especie de tendencia nefasta e inconcebible: Los jurados que no cumplen con ninguna característica de tal, a la cabeza de competencias de canto, baile y, lo más reciente en esta moda de auge competitivo, de periodismo.
Claros ejemplos son los realitys del “Bailando por un sueño”; “Talento Argentino” y… ¿“CQC”?.
En estos ciclos, vale aclarar, se cuenta con una producción vasta, que posee la idoneidad y la capacidad de labor necesarios para montar shows realmente admirables. No obstante, no todos los integrantes de esos comités encargados de puntuar participantes y decidir su continuidad o no en el programa, cuentan con un amparo académico, curricular ó aunque más no sea de “conocimiento de causa” para tomar dichas decisiones.
Un caso que deja esto en evidencia es, sin ir más lejos, el observar la presencia de Ricardo Fort en la mesa de un Jurado de una competencia de baile. Ricardo Fort, no sólo no es bailarín, tampoco es profesor de danza alguna, jamás compitió ni conoce las reglas base de las danzas en un certamen y, menos aún los pasos básicos ó las posiciones corporales adecuados de cada baile.
Por ende, la palabra Jurado (derivada de “Justicia” y que nos habla en este caso de quién puede decidir quien es la persona más apta y competente para determinado puesto ó cargo) le queda demasiado grande.
Sin embargo, este contraste que ejerce el empresario chocolatero con la señora Reina Reech o Carmen Barbieri (quienes sí tienen un respaldo para ocupar la banca en la competencia) es aceptado debido al marco en el que se lo vivencia: Un claro show comercial.
Si bien en cuanto a rédito, toda producción televisiva lo persigue, los limites son muy delgados cuando hablamos de la profesión de determinada persona. Pongamos el caso de un bailarín siendo juzgado por Catherine Fulop ó un acróbata calificado por Kike Teruel (cantante de los Nocheros) pero, no obstante, aquí es voluntario.
Aquél que se expone a la emisión del juicio, sabe ante quienes se presenta. Ahora bien, “Caiga Quién Caiga”, conocido como CQC, programa de índole periodística, devastó a participantes que en el seudo reality "¿Querés ser el octavo integrante?” (del staff) dejó fuera de camino a competidores que ejercen, ejercieron y/ó estudiaron periodismo y, supiesen o no desempeñar el rol de notero para el que se los convocó, el eje central del debate está puesto sin embargo en ¿quiénes son Ernestina Pais y Juan Di Natale para juzgar a un periodista?.
Sin ir en contra de estos personajes, lo cierto y de destaque es que, en nuestra televisión el “vale todo” también forma parte de la frustración de los esfuerzos de la gente que amateur ó profesionalmente se dedica a algo en particular; algo que, tiene que tolerar, sea juzgado por quienes no poseen conocimiento de causa y sin embargo, se (o “los”) sitúan en el pedestal de expertos.

Fuente : www.diario veloz.com

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