domingo, 25 de abril de 2010

¿ La nueva Granata?


La ex de Fabbiani hizo un curso acelerado de ciudadana omprometida con la marcha del pais .¿Podra sostener su nuevo rol con el de afilada polemista?.
Las repercusiones del cruce de la panelista de Un Mundo Perfecto con Aníbal Fernández.

De repente, Amalia Granata dejó de abrir las piernas enfundadas en minifalda cuando la enfoca la cámara de su programa Un Mundo Perfecto (o directamente desnudarse como ocurrió pocas semanas atrás) para mostrar su veta de ciudadana preocupada por la realidad debatiendo nada menos que con la espada más filosa del gobierno, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández.

La chica que saltó a la fama a través del comentario de un confuso episodio con el inglés Robbie Williams fue la voz autorizada del ciclo de América para rebatir a Fernández. Sin mostrar la bombacha, como sí hizo otras noches, arremetió con su verdad, su negativa percepción de la realidad del país. Y luego subrayó ante diversos micrófonos que es una ciudadana y por lo tanto tiene derecho a expresarse.
“Yo sé lo que pasa, no vivo en una nube de pedos. Me llegan las boletas, voy al supermercado”, clamó Granata, mientras el jefe de Gabinete intentaba pronunciar los índices que marcan un descenso de la pobreza en la Argentina.
Sin espacio para debatir en serio ni para marcar claramente la visión sobre la situación nacional, la discusión fue subiendo de tono. En ese momento Granata descargó: “La sensación es que si no pensamos como ustedes estamos marcados”. No quedó claro a qué se refería, pero en otro momento, ante un intento de intervención del conductor del ciclo, Roberto Pettinato, Amalia continuó con su denuncia hacia el presunto autoritarismo del gobierno. “Che, la idea es llegar a fin de año con el programa”, dijo Pettinato con intención de distender. Pero Granata, decididamente convertida en una verdadera luchadora política, subió la apuesta: “Si no llegamos a fin de año esto sería una dictadura”. Y completó haciendo una venia: “¿Qué? ¿hay que hacerle así a la Presidenta cuando pase?”.
El funcionario replicó: “Peleé toda la vida para que gente como vos disienta todo lo que quiera”, sin necesidad de mencionar que crítica y opiniones de todo tipo y tenor aparecen cada día en los medios.
Un instante después, Fernández dijo uno de las frases que molestó a la ex de Cristian Fabbiani. “Decís cosas que no tienen sentido”.
La apuesta de Granata durante y especialmente después del ¿debate? fue ponerse en el lugar de una chica común. Desde ese lugar habla, más allá de los datos o la reflexión que le pedía el jefe de Gabinete. Y lo que dijo pretender hacer fue poner al ministro cara a cara con la realidad que vive -o sufre- la gente común.
“Por momentos parece que estamos en otro país, me siento como en Suiza ahora. La realidad que mencionan es la realidad de Europa, no la de Argentina”, se exasperó. Y agregó: “Todos sabemos que en el país hay cosas que son un desastre. Es la visión mía, de mis amigos. El gobierno hace como los caballos. Me parece que el gobierno no sabe lo que está pasando”.
Después de la discusión en pantalla, la rubia indicó que “no soy ni peronista, ni radical, ni tengo ninguna ideología política. Soy sólo una mina laburanta que vive la realidad, una realidad de la que el gobierno está totalmente ajeno”.
Recibió muestras de aprobación Granata por la forma en que se plantó ante el quilmeño en el ciclo del canal de Francisco de Narváez, quien se sabe no es ajeno a la lucha política. Algunos, incluso, le pidieron mayor dureza a Pettinato. Otros, en cambio, supusieron que la irrupción ciudadana de Amalia no fue más que el rol de una trama que escribieron la emisora o la producción, hipótesis que la interesada naturalmente negó de plano.
Granata, acostumbrada a los escándalos, se sumó esta vez a una polémica de tono bien distinto a las reyertas personales que abruman en televisión y que le dieron un lugar como panelista en un canal de aire. Sobre la sinceridad de su intervención expresó que “nadie me dijo lo que tenía que decir. Sólo quería debatir con él, pero es muy difícil debatir con una persona así”, dijo. Y agregó volviendo al tema de la supuesta imposibilidad de expresarse que “el gobierno en el que él está es el que no deja emitir una opinión distinta”.
Tal vez Granata se haya referido con esta insistencia sobre que no podía hablar (un poco durante el encuentro con Fernández y bastante más cuando la abordaron los periodistas) a que sintió que el jefe de Gabinete no tomaba en cuenta sus ideas, recomendaciones o consideraciones. “Me sentí ninguneada”, repitió. Aparentemente, la rubia deslizó el sentido de la imposibilidad real de expresarse a que el interlocutor coincida con sus puntos de vista.

De igual a igual

Pero no debería dejar de tener en cuenta que muchos sostienen que “debatió de igual a igual” con el preparado jefe de Gabinete, político de raza, abogado y contador. Así que tal vez Fernández desacreditó sus opiniones, pero otros rescataron su actitud. Muchos resaltaron su soltura. Por ejemplo, Aníbal Pachano, quien directamente la felicitó.
Al mismo tiempo, manifestó que “él decía cosas que no eran reales, cosas que no tenían nada que ver con la realidad”.
Al terminar, la ciudadana Granata continuó con los tapones de punta. “Cuando terminó el programa sólo quise volver a mi casa, abrazar a mi hija y ver que estaba todo bien”, dijo llevando la polémica hacia las dudas de represalias físicas de esas que sí había en otros períodos históricos, aunque difícilmente por un cruce televisivo tan poco sustancioso.
E insistió: “Después de decir esas cosas, sabiendo que es gente jodida, cuando terminó el programa sólo quise volver a mi casa, abrazar a mi hija y ver que estaba todo bien”.
La duda es saber si Amalia Granata podrá conciliar sus peleas mediática habituales con este nuevo traje de ciudadana comprometida. Si podrá o querrá sostener este papel.


Fuente : www.popularonline.com.ar

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