domingo, 26 de septiembre de 2010

Esther Goris no quiere ni dios, ni patron ni marido




Escribió y es una de las protagonistas de un film que exalta valores del feminismo anarquista.


La película recién estrenada sigue la lucha de Virginia Bolten, una luchadora por los derechos de la mujer de fines del Siglo XIX .
Esther Goris es una de las protagonistas de Ni Dios, ni Patrón, ni Marido, una coproducción argentino-española que dirigió la catalana Laura Mañá y que exalta los valores sociales, políticos y humanos del anarquismo a través de la lucha de Virginia Bolten, fundadora del primer periódico feminista de América Latina.
Goris, también coautora del guión, es la gran impulsora de esta película estrenada el jueves, la cual comenzó a idear como una coproducción en 1998, apenas llegó a sus manos el libro La Voz de la Mujer, una compilación editada por la Universidad de Quilmes de todos los números de ese diario anarco feminista.
“Es muy poco lo que se sabe de Bolten, una mujer impresionante, gran luchadora y oradora”, fundamentó Goris.

La primera marcha

Bolten -encarnada por Eugenia Tobal- fue una ferviente propagadora del anarquismo en la Argentina de fines del Siglo XIX, al encabezar el 1º de mayo de 1890 la primera marcha en conmemoración de los Mártires de Chicago y al editar, entre 1896 y 1897, el diario anarcofeminista La Voz de la Mujer, cuyo lema era justamente “Ni dios, ni patrón, ni marido”.
El homenaje a los Mártires de Chicago conmemora las protestas anarquistas realizadas el 1º de mayo de 1886 en esa ciudad estadounidense para reivindicar la jornada laboral de 8 horas, que se extendieron durante varios días y culminaron con un atentado por el cual fueron presos y condenados a muerte cinco militantes en un proceso judicial ilegítimo y malintencionado.
Desde su periódico anarcofeminista, que comenzó a escribir en Buenos Aires tras irse de Rosario por la persecución y las amenazas policiales que sufría, Bolten difundió los ideales del comunismo libertario, denunció las injusticias contra los trabajadores y se dedicó a revelar los abusos que los poderes, los patrones y también los esposos cometían contra las mujeres.
Goris -quien interpreta a una cantante lírica que se solidariza con la lucha anarquista- señaló que “la película es un homenaje a su sacrificio”.
“Era un sueño difícil de llevar a cabo, pero para mí es muy importante hablar de este periódico que reivindicaba los derechos de la mujer, incluso algunos que todavía hoy se están debatiendo”, señaló.
“Yo no soy anarquista -subrayó Goris-, sencillamente porque nací tarde, ojalá hubiese nacido en esa época gloriosa donde todo estaba por hacerse y los buenos ideales todavía estaban vigentes”.
“Hoy en día, lamentablemente, en lugar de enarbolar ideas, la gente rinde culto a los grandes capitales y a los poderes económicos que tienen a veces más poder que el poder político”, juzgó la actriz.

“Ideales a flor de piel”

En cambio, sostuvo, en la época de Bolten “los ideales estaban a flor de piel e incluso, como ocurrió con Leandro Alem -quien se suicidó considerando que todo era una mierda-, por una decepción ideológica alguien se planteaba si merecía la pena seguir viviendo. Eran épocas donde los ideales no estaban tan amenazados y había posibilidades para que aflorara lo mejor de la humanidad”.
La intérprete, que antes de llegar a Mañá se acercó a la actriz Hanna Schygulla y a la cineasta alemana Margarethe von Trotta, consideró que “las mujeres tenemos muchas batallas por dar, pero la pelea con el varón no es buena, porque tanto ellos como nosotros somos víctimas de un sistema basado en la opresión. Es la hora de unirnos para hacer del mundo un lugar mejor”.
Con un guión escrito por Goris y Graciela Maglie, Ni Dios, ni Patrón, ni Marido cuenta con un elenco de grandes actores, entre los que se destacan además de Tobal y la propia Goris, Laura Novoa, Ulises Dumont, Daniel Fanego, María Alche, Alejandra Darín, Ana Fernández, Joaquín Furriel y Jorge Marrale.
La película acompaña a Bolten en su exilio porteño, donde busca refugio en la casa de un amigo de su padre y establece contacto con Matilde (Novoa), otra anarquista con la que encaran una lucha de concientización y protestas entre las operarias de una fábrica de hilados, propiedad de un inmigrante italiano adinerado que dirige su empresa con el lenguaje del abuso, la impunidad y la explotación.
“En aquellos tiempos la mujer cobraba la tercera parte del sueldo de un hombre, que ya era miserable. Eran épocas muy duras para los obreros, y las mujeres sufrían una doble opresión por su calidad de obreras y de esposas, tanto en su trabajo como en su matrimonio, que era un yugo más”, recordó Goris.
En ese sentido, recordó que en el diario podían leerse frases como “Nosotras queremos hacer oír nuestra voz y tomar nuestra parte de placeres en el banquete de la vida”, y agregó que lo decían porque “no podían tener ninguna propiedad, pasaban del yugo del padre al yugo del marido o, de lo contrario, debían entrar en un convento o dedicarse a la prostitución, porque no había otra alternativa”.


Fuente : www.popularonline.com.ar

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