La "Negra" cambió las plumas por una comedia dramática. Lejos de la Calle Corrientes, la vedette debutará el próximo viernes en el Teatro El Cubo con "Una noche en Liniers, baby". Una pieza en la que compartirá cartel con su marido. Inquieta, madura, simple. Aquí habla de la variación de su carrera artística y los porqué de esta determinación.
Si bien Capristo -desde lo artístico-, hizo un montón de cosas, lo suyo siempre estuvo emparentado más con lo explosivo o la mujer fatal. Es una de las vedettes más importantes del país. Sin embargo, decidió alejarse de las plumas y los altos tacos, y refugiarse en el campo de lo dramático. “Es todo un flash pero, apuesto a este cambio. Y créeme que es total. No me gusta mucho la televisión me considero más, un bicho de teatro”, admite Capristo luego de uno de los últimos ensayos y antes de arrancar con “Una noche en Liniers, baby”. Una comedia dramática que debuta (el viernes) en el Teatro El Cubo, con dirección de Carlos Evaristo.
¿Te alejaste o te alejaron?
Fue una decisión propia. Tengo que dar otro paso porque hace casi diez años que hago teatro de Revista y me aburre hacer siempre lo mismo.
¿Te despedís de la revista?
Uno nunca se termina de despedir. Vengo haciendo varios “bolos” en televisión pero el click lo hice el año pasado cuando Quique (Estevanez) me dio la posibilidad de estar en varios capítulos de la novela “Herencia de amor”. Y me encantó. Me di cuenta que había otros panoramas donde husmear. Tengo muchas ganas de empezar con una nueva etapa.
Sos inquieta.
Sí, mucho. Tengo hormigas. Ahora, por ejemplo, quiero estudiar locución. Tiene que haber adrenalina sino desaparece el juego.
¿El juego?
Claro. Jugás a ser vedette, actriz. Yo no soy realmente lo que se ve arriba del escenario. Si me conocieras, te darías cuenta que la mujer fatal no existe. Cero plumas. Me gusta andar en jeans.
Capristo llegó hasta al tercer año en la Facultad de Ciencias Económicas. La carrera de contadora se frustró ante la aparición del programa de TV. “Era una cosa o la otra”, reconoce.
¿Querías estudiar por tu bienestar económico?
No, no me importa la plata. Obvio que necesito el dinero para vivir pero no alucino con ser millonaria, ni mucho menos. Si fuera por la plata, seguiría en la Revista.
¿Y con que alucinás?
De chica siempre quise la casa propia porque vivíamos de un lado para el otro. Luego casarme de blanco, por iglesia. Siempre fui media Susanita, muy idealista con eso. De grande quería hacer cosas que antes no podía.
¿Cambiaste con el casamiento?
No, en nada. Gracias a Dios me enamoré de una persona increíble y pudimos formar una familia. Faltan los hijos.
¿Pensás en eso?
Claro, a full. Pero buscamos el momento para que eso suceda. Creo que hay que saber esperar, no se puede hacer todo junto. Además, todo lo vamos programando. Soy muy prolija en eso, casi obsesiva.
Sin embargo, no te veo como “ama de casa”.
Sí (se ríe). Soy muy buena ama de casa. Me encanta cocinar aunque no me gusta limpiar.
¿Eso también es un juego?
Digamos que sí. Igual si crees que no limpio por lo de vedette, nada que ver.
¿No te la crees?
No, para nada. Soy una chica normal, sencilla, de barrio. Una mujer tranqui. No me gusta la sobre exposición.
¿Cómo?
Forma parte de mi trabajo, lo hago por eso. Las notas, las fotos... ¡detesto hacer fotos!
Pero ¿no hacés lo que querés? Siempre hago lo que quiero. Por eso te decía que soy muy diferente al personaje que ves. Todo el tiempo, juego.
El próximo juego de Ximena, es la actuación dramática. Y lejos de la Calle Corrientes. Un verdadero flash, según ella.
Fuente : www.larazon.com.ar
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