domingo, 18 de octubre de 2009

Estallo el show de las separaciones mediàticas

Qué lleva a los famosos a entregar, capítulo a capítulo, la novela del final del amor.

¿Donde quedaron aquellos besos?
Alfano y Alè siguen su disputa en el Musical de tus sueños

El lunes, Graciela Alfano y Matías Alé volvieron a enfrentarse en El Musical de tus Sueños -Canal 13- repartiéndose frases, una más cruda que otra. “No está bueno tener dos caras, Señor Alé. Cuidado con las caretas”, le dijo ella. “Me parece que no estás centrada, Graciela”, respondió él. Y la pelea, que al comienzo parecía ser funcional al show, un juego intrínseco entre los protagonistas con cierta cuota de humor, hoy se ha convertido en un cruce de reproches y un pase de facturas bastante denso que de ficción parece tener poco y nada, más allá del aprovechamiento del ciclo de El Trece.
Este no es el único caso de una separación mediática, donde alguna o ambas partes ventila, en mayor o menor medida, sus conflictos, traiciones, engaños o miserias. Están los ejemplos de Daniel Tota Santillán y Fernanda Vives, cuya separación pudo seguirse día a día en los programas de espectáculos como si fuese el culebrón de la tarde. O Nazarena Vélez y Daniel Agostini, con sus idas y vueltas, incluyendo pedidos de perdón públicos que no prosperaron ya que terminaron en el divorcio de la pareja. Otro caso es el de Amalia Granata y Cristian Ogro Fabbiani, de quienes se conocen detalles que ni sus allegados más cercanos quizás sepan por fuera de las declaraciones públicas. O la reciente separación de Adriana Aguirre y Ricardo García, cargada de insultos y comentarios humillantes.
La pregunta inevitable es: ¿por qué, cuando cualquier persona común trata de resguardar los detalles de sus conflictos matrimoniales dentro de su círculo más íntimo, algunos personajes públicos, con una carrera o una trayectoria en el medio artístico, derraman secretos de alcoba en los medios, sin medir las consecuencias?
No se pueden contener
¿Qué lleva a una mujer como Graciela Alfano, siendo una figura consagrada, a pelearse en público con su ex a un año de la separación? ¿La necesidad imperiosa de permanecer en el centro de la escena cueste lo que cueste? ¿O se trata de un impulso que es más fuerte que ella?
El “novelón” Alfano-Alé comenzó cuando se reencontraron en El Musical de tus Sueños. En aquella oportunidad, ella lo increpó por no haberla llamado cuando su hijo Francisco se accidentó en México. Después, la pareja parecía haber ingresado en una especie de tregua, donde si bien siempre había algún pase de factura, éste se hacía dentro del marco del humor o la ironía. Sin embargo, esta semana la historia recobró ímpetu con declaraciones bastante punzantes de la actriz. Según ella, en respuesta a comentarios que Alé habría hecho a sus espaldas. “Está subido al caballo. Es banalmente carismático, porque baila, actúa y canta como el o...”, dijo muy suelta de lengua. ¿Puro despecho? ¿Ajuste de cuentas? ¿O mero afán por figurar?
Los pormenores de la separación de Amalia Granata y el jugador Cristian Fabbiani parecen ser el ejemplo más claro de la exposición de la vida privada como trampolín hacia la fama. Primero contó que Fabbiani le fue infiel en Rumania, motivo por el cual regresó embarazada a la Argentina. Después dijo no estar de acuerdo con la cuota alimentaria de Uma, la hija que tienen que común, por considerar que no se corresponde con los ingresos del futbolista. Luego, vinieron los reproches públicos por su supuesta ausencia en su rol de padre y las opiniones sobre el noviazgo y posterior casamiento de su ex con Victoria Vanucci. Todo con divulgación de cartas documento y denuncias de amenazas de por medio.
Otro ejemplo de divorcio mediático fue el de Nazarena Vélez y Daniel Agostini, que tuvo varias intentos de reconciliación, por supuesto en la TV. ¿Qué pasó? Nazarena había decidido tener un perfil más alto y una presencia mayor en los medios, propósito que había comenzado aquel verano en Villa Carlos Paz. Meses después llegó la noticia de la separación. Aparentemente, a Agostini no le gustaba verla con poca ropa expuesta en las revistas ni en el teatro. Pero luego de hacer terapia, decía haber entendido que ella estaba actuando e interpretando un papel, y por lo tanto, le pedía una nueva oportunidad.
Sin embargo, todo terminó con la ruptura definitiva del matrimonio, reproches y acusaciones de por medio, y algunas frases célebres como aquella que le dijo Agostini a Nazarena en Intrusos, durante un corte y pensando que las cámaras no los enfocaban: “Nena, para mí estás muerta”. Hoy por hoy, lejos de aquellos días de tormenta, dicen que tienen una buena relación.
No era una puesta en escena
La separación de La Tota Santillán y Fernanda Vives comenzó en el verano de 2008 mientras trabajaban juntos en una obra en Villa Carlos Paz. Muchos creyeron que era una estrategia para generar polémica y, así, vender más entradas. Y un impulso mediático que podría llevarlos a participar en Bailando por un Sueño, como finalmente ocurrió. Incluso, en el momento más duro de la pelea, hubo integrantes de otras compañías que salieron a decir que los habían visto cenando juntos, dando a entender que se trataba de una puesta en escena.
A pesar de todas las especulaciones mencionadas, la pareja se terminó disolviendo. Si bien no estaban casados, sí convivían desde hacía varios años, motivo por el cual Vives comenzó una batalla legal por la división de bienes. A esto sobrevino una querella por injurias que inició Santillán en su contra. Y luego ella inició una denuncia penal en contra de Santillán por supuesta estafa. Según la rubia, la Tota habría falsificado su firma para retirar dinero correspondiente a la vedette de la Asociación Argentina de Actores.
El último enfrentamiento mediático que tuvieron ocurrió hace pocos meses cuando ella apareció en Los Profesionales de siempre diciendo haber recibido amenazas de su ex en el celular. A raíz de esto, Santillán se presentó furioso en el programa y, en tren de venganza, dio el celular de Vives al aire. Actualmente, Vives y Santillán no se quieren ni cruzar y siguen la pelea en Tribunales.
Adriana Aguirre y Ricardo García protagonizaron una de las separaciones más mediáticas de los últimos tiempos. Después de catorce años de matrimonio, la actriz y ex vedette se cansó, según ella, de sus infidelidades y decidió ponerle punto final a la relación. En una entrevista que dio en Ponele la Firma, el programa que conduce Marcelo Polino declaró: “Ricardo es un sexópata e infiel. Por eso me separé”. El, por su parte, lloró en Infama, el programa de Santiago del Moro, donde le pidió perdón y le dijo que era la mujer de su vida.
Alguna vez los unió el amor, pero todo terminó. Pero ¿por qué exponer los pormenores de la discordia en la vidriera más mediática de la televisión? ¿Por rating? ¿Por figurar, aunque sea a costa de su propia privacidad, para obtener de esta manera un lugar en el show del momento o en la compañía de teatro más codiciada?
¿Es, quizás, la puesta en escena de una estrategia legal para salir beneficiados en el reparto de bienes? ¿O una manera de hacer catarsis con el público que los sigue desde siempre? Cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Pero la verdad la saben solamente los protagonistas de estas historias públicas de amor y desamor.

Fuente : www.popularonline.com.ar


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