El Frances, que acaba de cantaren la Argentina, no se bajarà del escenario aunque si irìa abandonando las giras largas.
No es cierto que me retire de la actuación, eso es un invento de los publicistas y así lo dijeron cuando estuve aquí”, dijo Charles Aznavour al referirse a su actuación porteña de mayo de 2008, cuando se anunció “su despedida definitiva”. Pasó más de un año y el francés de 85 años sigue mostrando su voz y su prestancia en los escenarios, como lo acaba de comprobar el público porteño.
El autor de La Boheme señaló que no piensa dejar los escenarios sino las largas giras, “pues yo soy un hombre muy hogareño y prefiero pasar el tiempo con mi familia, cosa que no puedo hacer si viajo por el mundo”.
“Me interesa llegar a la juventud -destacó- que cree que entrar en esta profesión es algo fácil e inmediato, personas que llegan a la TV a través de concursos y ya creen tener la vida solucionada; muchos se caen desde lo alto.”
Del cielo al infierno
Calificó esas situaciones de “fábrica de jóvenes exitosos a los que llevan a una gira por toda Francia, los hacen vender millones de discos y les crean grupos de fans en diversos lugares; pero de a poco eso se va enfriando y esos jóvenes caen en la cuenta de que ya no tienen contratos ni quiénes les pidan autógrafos”.
“Sé que después viene el alcohol y acaso las drogas, y todo ese mundo luminoso que les habían prometido no es tal; ningún estimulante artificial puede dotar de talento”, señaló el autor de Venecia sin Ti, Porque, La Mamma, Tú y Yo.
Amable y hasta solícito, Chahnour Varinag Aznavourian -tal su verdadero nombre- contradice la conducta de otros consagrados, y contestó que también el cine ha sido un impedimento “para disfrutar de mi familia, para la que soy bastante conservador”.
Se le recordó asimismo que, entre otros films tuvo un protagónico incomparable en Disparen sobre el Pianista (1960), de Francois Truffaut, y con un gesto de la mano apuntó en lontananza: “Hace mucho tiempo”, dijo.
“Yo he filmado mucho como actor -señaló el intérprete de El Paso del Rhin (1960), de André Cayatte, y El Tambor” (1979), de Volker Schlondorff-, pero siempre traté de que mis tiempos de rodaje fueran cortos; en El Tambor tuve un personaje de cierta importancia, pero filmé todo en un solo día.”
Sobreviviente de épocas gloriosas, Aznavour actuó a las órdenes de Jean Cocteau, Georges Franju, Denys de La Patellière, Jean-Pierre Mocky, Julien Duvivier, Jean-Gabriel Albicocco, Christian Marquand, Claude Chabrol, Alessandro Blasetti, Lewis Gilbert, Peter Collinson, Atom Egoyan.
Consultado por su faceta de cantante sobre el famoso “miedo escénico” que asalta a muchos artistas, exclamó: “No! Yo no sufro para nada del `trac`, no siento el `trac`; en cuanto la orquesta comienza a tocar sólo estoy atento a entrar a tiempo”.
Sin trampas
Respecto de las nuevas formas de difusión de la música, Aznavour señaló que nunca tuvo dificultades “para comunicarse con el público, en tantos años no tuve que apelar a ninguna trampa; creo que lo mío es una suma de honestidad y búsqueda de la poesía”, explicó.
“Repito que lo que hay que hacer es trabajar; claro que hay días mejores que otros y momentos en los que es mejor dedicarse a la jardinería -apuntó-. De todos modos creo que lo que hice siempre fue robarle sus historias de amor a la gente.”
Sobre su vida privada dijo ser un “ciudadano común” que mira las noticias en TV y saca sus conclusiones, “pero lejos de la fama soy un padre y un abuelo que gusta disfrutar de la intimidad y de los chistes caseros y esas cosas...”
Aunque dijo estar seguro de que “al día siguiente” de su retiro de la actuación “voy a comenzar a extrañar el escenario, la música en vivo, las luces que me apuntan”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario