domingo, 7 de marzo de 2010

A LOS 88 AÑOS, MARIA FUX BAILARA PARA DECIR ADIOS

Luego de una carrera de màs de 60 años deja los escenarios
Un importante proscenio de la avenida Corrientes será el lugar donde María se despedirá del público, pero no del arte, la docencia y la terapia.

a notable trayectoria artística de la bailarina, coreógrafa y danzaterapeuta María Fux llegará a su fin el próximo viernes en la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación cuando presente las dos últimas noches del espectáculo unipersonal Diálogo con Imágenes.
“Después de 60 años bailando como solista en el escenario, siento que esa etapa se cierra y es muy bueno que lo haya podido ver”, sintetizó Fux.
La artista, de recientes 88 años -cumplidos el 2 de enero pasado- bailará en una de las salas de complejo sito en avenida Corrientes 1543 la puesta Diálogo con Imágenes, a partir de 22 obras de tres autores: Vasili Kandinsky, Emilio Renard y Pérez Celis.
Al desmenuzar el por qué de la elección de estos artistas plásticos, Fux explicó que “Kandinsky me da la sensación de libertad, que me remite mucho al juego y que me produce un estado de alegría, Renard es puro misterio con sus líneas y Pérez Celis me moviliza desde el color”.
Comunicarse con el cuerpo
Yendo al concepto de este Diálogo, fundamentó que “danzar a partir de la imagen no es una idea de último momento sino que es un trabajo de toda mi vida para aprender a comunicarme con el cuerpo y poder transmitírselo a la gente que no escucha a través de la visión”.
“De ese modo -se explayó- adquirí un encuentro muy fuerte con la imagen, que me dio un lenguaje para moverme que logré resumir para este trabajo de unidad con todo lo que viví y sigo viviendo, con todo lo que veo en relación a la posibilidad de expresarme”.
Consultada acerca de los modos que genera esta íntima aproximación al arte abstracto, apuntó que “así como para cada uno una música sugiere algo diferente, lo mismo sucede con la imagen y no hay decodificaciones automáticas”.
Para tratar de que se comprenda esta honda disciplina que abraza con pasión, señaló que “la misma imagen vista por otra persona puede sugerir otra cosa. Y es más, la misma imagen en cada función me puede sugerir a mí algo distinto. Por eso digo que el espectáculo principalmente fluye”.
Ciudadana ilustre
María, quien es Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y hace 30 años enseña danzaterapia en Italia (donde posee centros propios en las ciudades de Milán y Florencia), reflexionó que su despedida artística “obedece a que en la vida se cumplen etapas”.
“Cuando llegué a los 80 y seguía bailando ya me miraban como si fuera de otro planeta -indicó-, pero para mí es maravilloso y sorprendente estar en vigencia con los jóvenes”.
Enseguida y haciendo gala de la sabiduría que ha recogido en su intensa existencia, añadió que “frente al tiempo, al envejecimiento, hay gente de 30 o 40 años que está muy vieja porque no es la edad, es esa cosa de proyectarse en los otros”.
Al hacer referencia a su tránsito personal, confió que “tengo la alegría muchas veces de despertar, muchas veces de participar, siempre dando. Considero que la vida ha sido muy buena conmigo porque me ha dado vocación y porque siempre he sabido desde muy chica que quería danzar y que lo poco que tenía era para darlo, tanto desde el escenario como cada día frente a cada grupo de gente diferente a mí”.
El lenguaje es de todos
“Sigo aprendiendo cada día que el lenguaje es de todos”, remató ligando lo artístico a su tarea terapéutica desde la danzaterapia porque dijo: “Siempre me interesaron los límites, los míos y los de la gente”.
Fux, quien debutó profesionalmente en 1942 en el Teatro del Pueblo, consideró que “si yo sigo dando lo que tengo a través del movimiento es porque he aprendido a usar mis propios límites. Si doy estímulos al otro como trato de estimularme a través de lo que siento, puedo darle la posibilidad al otro de expresarse, porque el arte es eso”.
“El arte es para todos -insistió- no para los privilegiados y no es un mundo de encantamiento, es un mundo de lucha, de aprender, de no saber, de pelear, es la vida. Porque no es diferente el arte a la vida”.
A lo largo de su vida profesional, Fux logró bailar en el Colón, una experiencia que, entre risas, recordó aportando que “tuve fiebre del miedo y un susto más grande que una casa”.

Fuente : www.popularonline.com.ar

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