Nadie sabe por qué Sandro y su representante Oscar Anderle decidieron descontinuar una ascendente carrera internacional que lo tenía como primera figura en los países de habla hispana de Latinoamérica. Sibarita, posiblemente sus ganas de vivir del trabajo y no para el trabajo lo hicieron parar la pelota y disfrutar más de las cosas simples que le daban felicidad, en lugar de encarar los compromisos que requiere sostener una imagen en el resto del mundo.
Fuente : www.popularonline.com.ar
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