jueves, 7 de enero de 2010

La multitud inundó la ciudad de amor

Su pueblo lo acompañó fielmente hasta su morada definitiva



La carroza mortuoria que conduce al ídolo a su última morada entra al cementerio de Longchamps.

Los restos de Sandro descansan ya en el cementerio de las afueras de Buenos Aires al que fueron trasladados ayer en un cortejo fúnebre que estuvo en todo momento rodeado de una multitud de admiradores.
Las “nenas”, como Sandro apodaba a sus fanáticas, despidieron a su ídolo con lágrimas y gestos de pesar, pero también coreando algunas de las canciones más conocidas de su repertorio, como Rosa, Rosa o Dame fuego.
Pero también había hombres y niños entre las miles de personas que presenciaron el paso del cortejo fúnebre desde el Congreso Nacional, hasta un cementerio privado de la localidad de Burzaco, la última morada del “Elvis Presley argentino”.

En la casona de Banfield

Las numerosas personas que quedaron en las afueras del Congreso una vez cerrada la capilla ardiente rompieron en aplausos y lanzaron flores sobre el féretro cuando fue colocado en el automóvil fúnebre.
El cortejo debió detener su marcha poco después de salir del Parlamento, ya que los admiradores de Sandro se abalanzaron sobre el vehículo para dar su último adiós a su ídolo.
Algo similar ocurrió en las inmediaciones de la casa de la localidad bonaerense de Banfield en la que Sandro residía, hasta donde se acercaron más de 3.000 personas para despedir los restos del artista.
El último adiós
Miles de personas también se reunieron en las inmediaciones del cementerio donde los restos del cantautor fueron sepultados en una ceremonia íntima con presencia de su viuda, Olga Garaventa, y sus allegados.
“No puedo creer que se haya ido. Era puro talento, un gran hombre”, señaló Estela, una de las mujeres que acudió a despedir a Sandro.
El cantante cautivó a varias generaciones del público latinoamericano, especialmente al femenino, con medio centenar de discos y una docena de films, en los que siempre exhibió un estilo provocativo.

Vivir en un disco

“Tengo muchos recuerdos de él, de cuando le escribía cartas de amor o de cuando iba en cada cumpleaños con las otras ‘nenas’ a su casa para saludarlo”, dijo Rosa, otra de sus seguidoras.
Numerosos fanáticos aseguran que Sandro de América se ha convertido en un mito de la canción latinoamericana, en un “inmortal” que perdurará gracias a sus discos.
Las ventas de sus álbumes han trepado en las últimas horas, tal como ocurrió meses atrás con las producciones de la cantante argentina Mercedes Sosa, fallecida en octubre pasado.

Sandromanía en Internet

La “sandromanía” también puede verse en Internet, donde aumentó la venta y, en consecuencia, los precios de los productos vinculados al cantautor, el primer artista latino en llenar el Madison Square Garden de Nueva York, en abril de 1970, cuando su recital se transmitió en directo a Latinoamérica.
En aquel momento, el músico ya cautivaba a sus seguidoras y escandalizaba a los sectores conservadores con su voz temblorosa y sus movimientos pélvicos, que eran recompensados con una lluvia de prendas íntimas y rosas sobre el escenario.
El brillo de Sandro, sin embargo, comenzó a apagarse hace once años cuando le fue descubierta un enfisema pulmonar a causa de su adicción al tabaco, a “ese maldito cigarrillo”, tal como el propio artista lo definió años más tarde, cuando su salud se consumía.
Durante las funciones del espectáculo El hombre de la rosa, con el que regresó en 2001 a los escenarios de Buenos Aires después de algunos años de ausencia debido a su enfermedad, tuvo que utilizar un micrófono especial que llevaba adherido un pequeño tubo por el que recibía oxígeno.

Fuente : www.poularonline.com.ar

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