martes, 5 de enero de 2010

Los romances de su vida

Un seductor nato, el Gitano dejó siempre un buen recuerdo en sus amores


Pocos como él ejercieron tan bien el arte de la seducción.

Roberto Sánchez fue un mito capaz de enloquecer hasta la histeria a miles de mujeres. Su carácter seductor creció al ritmo de una trayectoria galopante. Miles de mujeres deliraron por él, pero pocas robaron su corazón.
Eterno seductor, así como su vida pública fue vox pópuli, Sandro, siempre mantuvo un especial hermetismo con relación a su vida privada, que supo guardar celosamente, tras las paredes de su “bunker” de Banfield.
La mujer que compartió veinte años a su lado fue María Elena, una mujer madura que se encargó de cuidar a doña Nina, su madre, hasta su muerte ocurrida en 1992.
María Elena, de quien se separó pocos meses antes de su muerte, fue para muchos la mujer de su vida. Pero antes que ella, otras, la mayoría secretamente, ocuparon el corazón del Gitano.
Su última pareja fue Olga, una mujer que supo ser secretaria de Oscar Anderle, el que fuera su representante. Pocos meses antes de su deceso, Olga se mudó junto al cantante a la casa de Banfield.

Amor de juventud

Pero con el historial amoroso del ídolo se podría escribir un libro.
En el año 1958 ingresó al colegio Mariano Moreno dispuesto a recibirse de bachiller. Se llevó la mayoría de las materias... Pero conquistó a su primera novia, Norma, una chica de barrio, y según él mismo comentaba “Conocí a muchas mujeres, pero jamás hubo un grado de relación como con ella”. Luego tuvo una hermosa relación con Marilis.
“Marilis era una chica muy dulce. Creo que nuestro romance duró aproximadamente dos meses y recuerdo que en ese lapso le escribía cartitas y le compraba tarjetas. Pero al verdad es que a esa edad me interesaba más estar con los chicos de la barra y me peleé con Marilis”, decía Sandro en sus primeros reportajes.
En setiembre de 1965 comenzaron a circular rumores de que iba a casarse con una tal Alicia, de ocupación manicura, versión que fue asegurada por una gacetilla de CBS, la empresa discográfica: “Sandro actualmente de novio con una joven manicura, ya recibió su primer regalo de bodas. Se trata de una guitarra americana dedicada por el mismísimo Elvis Presley”.
En el año 1968 la desaparecida revista “Así” descubrió a Sandro junto a la Miss Argentina, Yolly Scuffi. El flechazo resultó inmediato, ambos sonreían al ser fotografiados y disfrutaban de la fresca historia de amor.
Un año más tarde se lo relacionó sentimentalmente con la animadora Vicky Amaya, con quien intercambiaron cartas perfumadas. Ella aguardaba que Sandro regresara de sus giras. Tiempo después el cantante se encerraba en profundos silencios, cuando se lo vinculó sentimentalmente con la fotógrafa Olga Massa, una fotógrafa varios años mayor que él.
En el año 1970 Sandro mantuvo algunos romances sentimentales con la ascendente princesa portuguesa María Camilie di Borbón Palma y con la representante venezolana para el concurso de Miss Universo, Marzia Piazza.
La lista de candidatas se engrosa con una tal Lidia Elizabeth Muñiz, otra joven a la que se identifica como María del Carmen que “vive en Banfield” y es secretaria de un ejecutivo en una empresa de electricidad.
Siendo conocido se mostró acaramelado con una azafata, Charito López, y admitió su relación con la coprotagonista de su film “Muchacho”, la mexicana Iran Eroy.
Completamente enamorado
Uno de sus amores más duraderos fue el que tuvo con Julia Visciani, con quien mantuvo una relación desde principios de los ‘70 hasta 1982, cuando la abandonó para refugiarse en los brazos de Tita Russ, la ex mujer de Alberto Olmedo.
En una nota el cantante decía: “Estaba muy enamorado de ella, inclusive a los 35 años, luego de vivir ocho años con ella anuncié mi casamiento. Cuando comencé a tener muchas propuestas laborales, la relación se puso difícil. Fue un trance grave y llegó la separación”.
En relación a Tita Russ, aseguró que al principio quiso preservarla de la publicidad porque ella era una persona pública. “En enero de 1982 nos pescaron in fraganti y no pudimos esconder más tiempo la verdad. Teníamos muchas cosas en común y muchas diferencias. Al lado de Tita conseguí algo difícil: bajarme del escenario y empezar a ser Roberto Sánchez”.
“Lo que más me molestó fue que mezclaron nuestra separación con una tercera persona, María Martha Serra Lima. Ella es una cantante excepcional a la que siempre admiré y de la que me hice muy amigo. La fui a ver a una de sus actuaciones y nos sacaron fotos que luego usarían para inventar un romance”, aseguraba.
Lo cierto es que más allá de mitos y leyendas, la vida amorosa de Sandro sólo es conocida por él mismo y por un pequeño entorno.
María Martha Serra Lima admitió haber mantenido una relación “que traspasaba los límites de una amistad”. Al cantante, Sandro, le dedicó una canción: “Cosas de la vida”.


Fuente : www.popularonline.com.ar

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