el actor junto a su compañero dario lopilato.
Mientras sube a escena junto a Claudia Albertario, Darío Lopilato y Stella Maris Lanzani, afirma que escasean los verdaderos autores en la programación
Eran parte de la vida actoral de Germán Kraus sigue pasando por hacer comedias de toda índole. Por estos días, el actor encabeza la propuesta Passion que se exhibe de jueves a domingos en el complejo Los Angeles junto a un elenco compuesto por Claudia Albertario, Darío Lopilato, Stella Maris Lanzani y elenco. El hombre -de mucha experiencia en teatro y televisión-, unos minutos antes de una función se dispuso a dialogar con este medio con buena predisposición. El artista se explayó sobre los detalles de la puesta y también deambuló por otros temas como la realidad de la TV actual.
Kraus, al explicar los detalles de Passion y su rol en la puesta escénica, comentó: “Es una comedia con conflictos modernos. Después de tantos años de hacer este género la gran virtud que le encuentro a Passion es que tiene la estructura de las viejas obras, con mucho ritmo, equívocos, bellas mujeres, y de la mitad para adelante se convierte en un vodevil con buenos gags. Nosotros tratamos la pieza con respeto y seriedad. Incluso, la comedia es algo muy serio, porque depende de muchas cosas, no es solamente el texto, influyen también el tratamiento, la dirección y el ritmo, entre otras cuestiones”.
En cuanto al personaje de Kraus arriba del escenario, dice que “hago de un señor muy reconocible entre los suegros, un tipo bien porteño de 60 años, que vivió siempre bien, pero ahora trabaja en la empresa de su nuera. Su hijo es un tiro al aire y tiene algunas amantes. El conflicto mío es no perder el trabajo”.
Experiencia y juventud
En el elenco Germán comparte escenario con varios jóvenes.
-¿Son de pedirte consejos?
-Por suerte, se ha dado eso con Darío Lopilato, que es un chico especial y muy afectuoso y laburador. Hemos pegado una excelente buena onda como de padre e hijo, con un vínculo importante.
-¿A quienes les pedías vos consejos?
-He trabajado con todos los grandes y supe compartir tareas y pedirle consejos a Darío Víttori, Alberto Argibay, quien fue un gran amigo y referente, Tincho Zabala, Osvaldo Pacheco y Osvaldo Miranda, entre otros.
-Hablando de jóvenes actores y actrices, ¿cómo los notás?
-Hay de todo, igual el nivel actoral es muy bueno, hay elementos que son maravillosos. Mientras que hay otros que tienen falencias porque se los nota trabajando desde afuera. Se ha hecho del naturalismo y la improvisación un formato especial, está de moda decir aquello que quiero.
La apertura de una nueva sala teatral siempre da alegría a toda la colonia artística. Sin embargo, es una gran responsabilidad y desafío, porque se busca crear un nueva corriente de público. El espacio Los Angeles, ubicado en avenida Corrientes casi Callao se inauguró recientemente, pero hace poco cerró por unos días por razones de habilitaciones y papeles. ¿Les costó empezar en un lugar nuevo? ¿Hasta qué punto los perjudicó esos días que estuvieron sin dar funciones? El actor respondió ambas cuestiones: “Por un lado, cuesta ‘calentar la sala’ como se dice en el medio teatral. Con respecto al parate, nos perjudicó bastante. Claro que ahora estamos trabajando a full y contentos”.
Un especialista en comedia
-Con respecto a los actores de experiencia como vos, a veces la gente piensa que todavía no le queda algo nuevo por entregar. ¿Qué sentís que podés dar?
-En realidad, no tengo algo puntual, siempre fui un hombre comprometido con el trabajo y las cosas bien hechas. Igualmente, siempre trato de aggionarme con aquello que pasa”.
-Siendo un hombre ligado a la comedia, ¿sentís qué ese género clásico falta en la pantalla chica?
-Sí, sin dudas falta. Hice 300 o 400 comedias en los ciclos de obras de teatro para televisión. Ese formato histórico le hace falta a la pantalla chica. Hay pocos autores y muchos guionistas”.
-¿Cuáles son las diferencias mayores entre los autores y los guionistas actualmente?
-Los autores son personas con grandes posibilidades de imaginación y concreción con un gran sentido de la estructura de texto. A su vez, los guionistas dialogan con ideas que no son propias.
H.R.
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